Ficha
Género: Poesía
Páginas: 104
Dimensiones: 210 x 145 mm
Encuadernación: Rústica
Isbn: 978-84-92476-26-8
Sinopsis / Información
X PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA MARTÍN GARCÍA RAMOS
Con la compra de este libro le obsequiamos 15 Años de Poesía
12 €
X PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA MARTÍN GARCÍA RAMOS
Con la compra de este libro le obsequiamos 15 Años de Poesía
Martín Zúñiga Chávez (Cusco, 1983) es poeta, gestor cultural y docente.
Ha publicado Panorama de las casas y lo inflamable (2022), Cover (DIFÁCIL, 2011), Gavia (2009), Pequeño estudio sobre la muerte (2010), entre otros títulos de poesía, relato y ensayo. Su obra ha recibido importantes premios en España, México y Perú como el Premio internacional de poesía joven Martín García Ramos el año 2011 por el poemario Cover; el Premio Nacional Juvenil de Poesía ‘Javier Heraud’ del Ministerio de Educación en el año 2011; el Premio literario “Desiderio Macías Silva” de la Universidad de Aguas Calientes, México, el 2010; el Premio literario “Antonio Cornejo Polar” de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa el 2009; el XXVI Premio Internacional de Poesía Ángel Martínez Baigorri, en Lodosa, España, el año 2009; y el Premio Internacional de Poesía Cope de Plata 2009, Perú, entre otros.
Es doctor en Literatura en la especialidad de Análisis del Discurso por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.
Coorganiza el Festival Internacional de Poesía de Arequipa, gestiona espacios literarios en el sur de Perú desde hace varios años a través del proyecto urbanotopia y es integrante de Carpa.
«El lector ideal no reconstruye un texto: lo recrea», dice Alberto Manguel. Si cambiamos la palabra lector por la palabra escritor, esta frase definiría sin duda a Martín Zúñiga, porque el lector ideal de Manguel es aquel capaz de vivir una experiencia íntima, libre, creativa, para nada sujeta a la pasividad de quien se toma lo leído al pie de la letra. Y sólo un lector ideal que además sea un buen escritor puede concebir un libro de la talla y la naturaleza de Cover. Pero ¿a quién lee ese lector-escritor ideal que es Martín Zúñiga? En los poemas encontramos citas, referencias cruzadas, alguna mención musical que, sin embargo, no transparentan influencias sino afinidades. Yo diría que lee, que ha leído, a Cortázar y a Kafka, a Vallejo y a Rimbaud, a T. S. Eliot y a la Generación del 27, a Watanabe y a Carson. Sobre todo a Anne Carson, la poeta canadiense. Esto se nota principalmente en dos aspectos del poemario: primero, en los títulos que a veces más que titular un poema parecieran encabezar un ensayo. Dos ejemplos: Diálogo sobre la doble función en el teatro y las sombras chinas. y Las herramientas de la ficción y otras iluminaciones. . Cada título del libro se remata con un punto final. Tal vez con esta curiosa puntuación Zúñiga busque recalcar el carácter de pieza independiente que tiene el título dentro del poema. La segunda afinidad con Carson reside en el tono de diálogo por el que ambos poetas apuestan reiteradamente. Sin embargo la poesía del peruano es muy distinta a la de la autora Canadiense. Mientras en Anne Carson el lenguaje cotidiano sustenta a las ideas, Martín Zúñiga deja que las palabras, a través de las más inusuales combinaciones, sustenten la vida cotidiana.
Muchos de los textos de Cover se forman por una sorprendente acumulación de imágenes que surgen de las impresiones y sensaciones que deja sobre él todo cuanto le rodea. Los libros, la música, un evento en apariencia banal, la vida cotidiana con su deslumbrante sencillez, todo tiene cabida en el poema. Lo que le ocurrió y lo que le ocurre en una superposición de tiempos sólo posible por el ir y venir de la memoria. En un poema dedicado al narrador peruano Julio Ramón Ribeyro escribe:
cómo decirle al bueno de Julio que deje de escribir para que no le abran la traquea
porque la lengua la campanilla los dientes se le van a podrir
que
basta de cabalgar a un ángel rota la cremallera brillando como piedra mojada
ya no más partido de fútbol los sábados por la mañana
las contusiones te van a dejar sumergido dentro de la inutilidad del cuerpo.
Los versos son transparentes en sí mismos, sin embargo al reunirse dejan en el lector la sensación de encontrarse a medio camino entre la oscuridad y la extrañeza. Versos intuitivos que a veces renuncian a la lógica para alcanzar un valor más alto: la fuerza poética. El Martín Zúñiga de Cover poco se parece al autor de Gavia, su libro anterior. En este nuevo registro percibimos un autor deslumbrado por el lenguaje, que se deja arrastrar por su fuerza, que conscientemente se niega a dominarlo. Pareciera que, en un deliberado experimento de libertad, el poeta dejara fluir en un mismo cause lenguaje y memoria:
Es en la memoria, en los lugares que visitamos poco, en creer conocer
la verdad de lo acaecido donde ahora las máscaras atesoradas con tanto esmero
en el cielo raso de nuestros cuerpos susurran una vida de niebla.
La conciencia es saber qué se sabe, no otra cosa.
El título del libro es una clave para interpretar las intenciones del escritor. Cover es la palabra anglosajona que se usa en los países de América Latina para designar la interpretación versionada de un tema musical. En su poema Esto es un cover, Zúñiga lleva al extremo la experiencia lectora usando como excusa un diálogo de Al sur de la frontera, al oeste del sol, del novelista japonés Haruki Murakami. En la escena del japonés el protagonista conversa con su novia Izumi. Ella le dice: «No me atosigues, yo tengo mi propio ritmo para hacer las cosas». Están hablando de condones y sexo. En Esto es un cover, el tema es muy distinto. Zúñiga se pregunta, y le pregunta al lector, si el amor es capaz de superar los embates de la vida cotidiana y toma prestados algunos —señalándolos en bastardillas— fragmentos textuales del diálogo de Murakami para construir con ellos una escena totalmente diferente:
Tú me quieres de verdad Pues claro, claro que te quiero
Yo también te quiero Pero, pensé
Pero, no vayas tan de prisa Asentí.
No me atosigues, yo tengo mi propio ritmo para hacer las cosas
Asentí.
Podrás esperar Asentí.
Me lo prometes Te lo prometo
Uno de sus mayores logros de Cover radica en esa capacidad que tiene de despertar sensaciones y emociones a través de las imágenes. De ese modo Zúñiga comparte con el lector su manera de ser y de estar en el mundo. Son poemas despojados de jucios de valor y por lo tanto de una sinceridad a veces abrumadora. El poeta no necesita contar una historia para construir su autobiografía poética, lo justo está implícito en las imágenes y a cada uno compete la interpretación de su verdad. Para conseguirlo se sirve de cuanto recurso encuentra a su dispocisión, entre ellos la prosa. Tomemos por ejemplo las líneas iniciales del Las herramientas de la ficción y otras iluminaciones:
Estoy demasiado despierto para poder leer en los diarios noticias sobre el asunto que nos ocupa. La memoria. Los diarios y las revistas se acumulan en las cunetas y bajo los muelles mientras mujeres un poco hermosas se estremecen y tintinean a punto de romperse.
Con Cover el autor se propuso escribir un libro sobre la memoria, sobre su proceso de construcción, sobre su importancia para crear la identidad. Para conseguirlo necesitó de una gran dosis de valentía. Su poesía no le ofrece respuestas fáciles al lector, no es ni cotidiana ni directa. En eso se aleja de la filosofía de algunos de sus contemporáneos en lengua española. Poetas como Jorge Valverde (España, 1980), Alí Calderón (México, 1982) y Damsi Figueroa (Chile, 1976), afiliados a la antología Poesía ante la incertidumbre (2011), representarían una tendencia opuesta a la suya. Zúñiga va a contracorriente, es cierto, pero su poesía no está sola, se comunica con la de otros jóvenes del continente americano y España cuyas propuestas, más allá de ser arriesgadas, han conseguido su propio público: Fredy Yazzed López (Colombia, 1979), Rodolfo García (Colombia, 1978) y Sara Herrera Peralta (España, 1980), también ganadora del Premio Internacional Martín García Ramos en 2008, para mencionar tan sólo algunos.
La poesía de Cover no es exactamente hermética, sin embargo está escrita con una caligrafía de sombras sobre renglones de luz. Es una visita a los laberintos de la memoria: lo recordado suscita una expericia emocional, y el terreno de las emociones no es el de la lógica. En ella la sombra no está exenta de verdad:
A través de un detalle con horror he descubierto que el amor es siempre comenzar, y nunca detenerse.
Nos encontramos en este libro con un autor auténticamente contemporáneo. Sus versos recuerdan las películas de Terrance Malick. Ambos, autor y cineasta, procuran la belleza, la luz natural, y, por encima de todo, apuestan por una estética alejada del lenguaje convencional en la que la narrativa de la obra responde a su propia lógica interna.
Martín Zúñiga no es un poeta primerizo, ya tiene en su haber otros libros de poemas publicados y ha recibido varios premios de poesía tanto en su país como en el extranjero. Quizá entre los poemarios galardonados con el Premio Martín García Ramos Cover sea el que posee un registro más arriesgado. Ahora les corresponde a los lectores acercarse a sus versos y juzgar con sus propios ojos. No me cabe la menor duda de que en adelante volveremos a oír el nombre de Zúñiga asociado a grandes logros literarios.
Lauren Mendinueta
Lisboa, 2012
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